Aquests dies de final d’any es presten al balanç i a la reflexió. He fet una mirada enrere al bloc. Començava l’octubre del 2010 amb una entrada que ens recordava la necessitat de saber on volem arribar abans d’iniciar el camí.
Però, i si potser no cal anar enlloc perquè ja hi som? I si el què cal és simplement que posem atenció i en prenguem consciència?
Rellegint he trobat un petit conte zen, amb un cert toc provocador, que aprofito al fil de la reflexió anterior:
"Un deixeble al trobar-se amb el mestre li va dir:
- Bon dia!
- És que hi ha dies que no són bons?, va respondre el Mestre "
Hi ha anys que no són bons? Què
tal doncs si avui, en el traspàs d’un any a l’altre, enlloc de fer simples bons
propòsits hi dediquem una estona a observar
si potser ja s’han acomplert?
Estos días de fin de año se prestan al balance y a la
reflexión. He dado una mirada hacia atrás en el blog. Comenzaba en octubre de
2010 con una entrada que nos recordaba la necesidad de saber dónde queremos
llegar antes de iniciar el camino.
Pero, ¿y si resulta que no hay que ir a ninguna parte porque ya estamos? ¿Y si lo que hace falta es simplemente poner atención y darnos cuenta de ello?
Pero, ¿y si resulta que no hay que ir a ninguna parte porque ya estamos? ¿Y si lo que hace falta es simplemente poner atención y darnos cuenta de ello?
Releyendo he encontrado un pequeño cuento zen, con un cierto toque provocador, que aprovecho el hilo de la reflexión anterior:
"Un
discípulo al encontrarse con el maestro le dijo:
- ¡Buenos días!
- ¿Es que
hay días que no son buenos?, respondió el Maestro."
¿Hay años que no son buenos? ¿Qué tal pues si hoy, en el
traspaso de un año a otro, en lugar de hacer simples buenos propósitos
dedicamos algún momento a observar si tal vez ya se han cumplido?”
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